jueves, 25 de noviembre de 2010

La ilusión roja se desvanece ante el triunfo de RedBull

     El color rojo parece haber sido una especie de amuleto para España desde que la Selección ganase el mundial de fútbol hace algunos meses. El equipo había sido bautizado como "La Roja" y ese apodo les dio suerte, la suerte necesaria para poder coronarse como campeones del mundo de fútbol. ¿Por qué no iba a continuar dando suerte a los españoles el color rojo? ¿Por qué no iba a influir el rojo Ferrari en la Fórmula 1 para hacer que un español, un asturiano, se coronase tricampeón del mundo?

Dos ases, el de corazones y picas, coronaban aún la parte trasera del casco de Fernando Alonso. Cada as, representaba un mundial y estaban esperando un compañero, una carta en la que pudiese poner '10, símbolo de que ese año había superado a muchos grandes pilotos: nombres como Alain Prost o Ayrton Senna podían ser igualados si es que Alonso ganaba el mundial.

Todo pintaba a favor del asturiano. Solo tenía que quedar quinto para conseguir ganar el mundial en el caso en el que Sebastian Vettel ganase la carrera. Si ganaba Mark Webber, debería ser como mucho segundo y todo estaría en sus manos. Mucho más difícil lo tenían el resto de los pilotos, sobretodo el inglés Lewis Hamilton, el cual dependía de que ninguno de los 3 pilotos que estaban delante de él puntuasen.

Sin embargo, en la Fórmula 1, en el deporte... en la vida real, siempre hace falta suerte, la misma suerte que puede ponerse en su contra. Un cúmulo de stiuaciones, que comenzaron el sábado con la clasificación, hicieron que ninguno de los dos favoritos consiguiese el título de campeón del mundo. Al final de la carrera, Fernando Alonso acababa en séptima posición, justo detrás del Renault de Petrov, y Mark Webber acababa octavo.

Sebastian Vettel se hacía con el título de campeón del mundo. Redbull lo quería y Redbull lo consiguió. ¿Estrategia? Es posible. ¿Hacer que Webber parase antes de tiempo para tender una trampa a Ferrari y que así fuese el alemán quien ganase? Es probable. No sirve de nada buscar culpables, decir si fue Redbull, si fue Ferrari por caer en la trampa. El camepón es Vettel, al menos hasta el año que viene, hasta que en marzo comience la nueva temporada.

Nuevos sueños y esperanzas comenzarán de nuevo cuando los motores vuelvan a rugir, cuando el semáforo vuelva a apagarse. Fernando Alonso tendrá una nueva oportunidad de convertirse en el tricampeón más joven de la historia de este deporte de motor y toda la marea, tanto la azul como la roja, estarán de lado de Fernando. Azul porque él mismo quiso que la marea azul que había en Renault, esa marea que tenía los colores de la bandera de Asturias, jamás desapareciese. Roja porque, tanto los españoles como los italianos y la propia Scudería, nos hemos enamorado del asturiano: de su agresividad, de su forma de conducir, de la magia, del respeto que infunde, de sus nervios de hierro dentro de la pista.

Cuando uno se cae, debe volver a levantarse y cuando tiene a todos los tiffosi y a todos los españoles a su lado para ayudarle a la hora de levantarse, las cosas son mucho más sencillas...

Ana G.S.

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