Cinco años más tarde, la historia se repite. 25 de septiembre de 2005. 20:30 horas de la tarde. Un español, hace historia entrando en un lugar destacado en una zona a la que solo unos pocos privilegiados pueden acceder. Ningún español había conseguido nada igual: el ovetense Fernando Alonso gababa el Campeonato Mundial de Fórmula 1.
Las calles estaban vacías, toda España estaba atenta al circuito de Saõ Paulo, en el Gran Premio de Brasil. Toda la atención puesta en un hombre y su coche, ambos vestidos de azul y amarillo.
Cinco años han pasado, cinco años en los que hubo un título más, seguido de otro que pudo ser y dos años a la espera en su equipo más querido, en Reanult.
El color ha cambiado, el coche también, pero él sigue siendo el mismo y tiene las mismas ganas de ganar que cuando tan solo era un jovencito que entraba en aquel mundillo que parecía tan lejos de poder ser conquistado por un novato como él.
Así llegamos al circuito nocturno de Singapur, 25 de septiembre de 2010. Es el único circuito en el que toda la carrera se desarrolla por la noche. En esta ocasión, los focos son los testigos de todo lo que ocurre en la pista, de todo lo que sucede a los 22 afortunados que pueden subirse en un coche de fórmula 1. Solo dos afortunados han podido subir a lo más alto del podio en este circuito: Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Uno sale este año en la pole, el otro, sale tercero. Cuando el semaforo se apaga, la suerte está echada y las cartas sobre la mesa.
Con un Jaime Alguersuari saliendo desde el pit-lane, comienza la carrera. Las posiciones se mantienen entre los 5 primeros, que son justamente aquellos que luchan por el mundial: Alonso, Vettel, Hamilton, Webber y Button.
El pronóstico del Safety Car se cumple y a penas unas vueltas después, Webber es el primero y único del grupo de cabeza en parar, haciendo algo diferente. Con la carrera tal y como estaba en esos momentos, Hamilton mantenía su puesto como primero en el mundial, mientras que Alonso y Webber, empataban a puntos en la segunda posición.
La carrera avanza, todo continúa igual, Webber y Kubica avanzan posiciones a un ritmo trepidante. Todos entran a postear... ¿Fernando o Sebastian? ¿Cuál entraría primero a repostar? La carrera se jugaba entre esos dos pilotos... Pero ni uno ni otro entraría primero, lo harían justo a la vez y la ventaja es para el español, que sale primero gracias al gran trabajo del equipo Ferrari, seguido a 8 décimas por el alemán.
Kobayashi, ex-compañero de Pedro Martínez de la Rosa, se choca contra uno de los muros y le sigue Christian Klien. El Safety Car vuelve a la pista hasta que ambos coches sean retirados. Todos vuelven a acercarse y para ese momento, Mark Webber ya se encuentra entre las primeras plazas, con los dos ingleses del equipo McLaren justo detrás.
La carrera se relanza una vez más y Alonso, junto con Vettel, vuelven a separarse del grupo perseguidor. Para ese entonces, comienza una lucha entre Hamilton y Webber, acabando con el abandono del inglés en un incidente de carrera. El segundo piloto de McLaren ha sumado cero puntos en dos carreras.
A 20 vueltas del final, Vettel cumple lo dicho al principio de la carrera: es más rápido que el Ferrari del español y los doblados son sus mayores aliados. Recorta varías décimas en el primer sector, aunque Alonso consigue algo de ventaja en el segundo y el tercero.
Veinte vueltas de infarto, veinte vueltas que más de uno no olvidará: el alemán se acerca más y más, bajando del segundo de distancia con la esperanza española. A muchos, nos viene a la cabeza la imagen de aquella carrera en el antigüo circuito de San Marino, en Imola, cuando era nada más y nada menos que el Kaiser, que Michael Schumacher, quien perseguía el Renault del que se proclamaría campeón del mundo en ese mismo año, en 2005.
La bandera a cuadros llega por fin: Alonso se hace con la victoria y Sebastian Vettel debe conformarse con un segundo puesto, acompañados ambos por el australiano Mark Webber. Con la carrera así, es precisamente Webber quien pasa a liderar el mundial. A 11 puntos está Fernando Alonso y un poco más lejos, Lewis Hamilton
Ana G.
